LA ABADIA

Retrocedamos en el tiempo.  Esta Antigua Abadía fue mandada construir por Bermudo II  hacia el año 990, la cual tenía como  misión dar refugio a los monjes y algunos civiles que  huían del caudillo musulmán Almanzor donde los monjes se refugiaban en el monasterio de camino a Santiago de Compostela. Lugar sagrado y de oración, además es casa y taller, que acoge entre sus muros de clausura todo lo necesario para vivir y trabajar; en definitiva, un microcosmos. Es el centro de un domino señorial, desde el que el abad rige la vida tanto de la comunidad monástica con casi un centenar de personas entre monjes, conversos y criados así como la de los vasallos y campesinos que de él depende.



Pero en el año 997 la Abadía como otros lugares, fueron arrasados  por Almanzor a su paso en su afán por destruir Santiago de Compostela. Al quedar en ruinas no se pudo enterrar los restos de Bermudo II como era su deseo, pese a todo el lugar recibió la consideración de Panteón Real, de hecho, el primero de España. Pero gracia a la Infanta Doña. Sancha, hermana de Alfonso VII el Emperador, restauro el monasterio y mando venir a los monjes del monasterio de Santa María de Valverde. La infanta Doña. Sancha, al pasar largas temporadas en el monasterio, decidió convertirlo en   Palacio Real.

       
A pesar de estar casi en ruina, no podíamos dejar pasar esta oportunidad, así que decidimos coger algo de equipo y comenzamos a recorrerno tan majestuoso monasterio y sus rincones. Tiene algunas partes restauradas, y como no podía ser menos, hay que pagar la entrada, que la verdad, merece la pena y de esta forma se ayuda a seguir conservándola.  La suerte seguía de nuestro lado, no había nadie visitando el recinto, éramos los únicos y esto una ventaja para nosotros, ya que a la hora de hacer las grabaciones no íbamos a tener ningún  problema ya que no había nadie en los alrededores. 
Comenzamos por recorrer el claustro,  podíamos ver las grandes losas del suelo desgastadas por el paso del tiempo, en otros lugares se apreciaba la gran obra en el pavimento con un enchinarrado renacentista.

        
Tubo que ser impresionante en sus tiempos. Se podía percibir una tranquilidad y en algunas de las estancias se podía sentir la carga que desprendían las paredes, no podíamos evitar pasar nuestras manos por aquellas piedras cargadas de historia. Una vez reconocido el terreno y escogido los sitios en los cuales  iniciaríamos nuestras primeras investigaciones, nos pusimos manos a la obra. El primer lugar seria la sala capitular, en la cual nos encontramos con dos tumbas o sepulcros de los Abad. Esta sala se usaba para deliberar sobre todos de temas tanto de gobierno  como para dictar castigos. Aun se puede apreciar los restos de algunos murales.  Decidimos colocar una grabadora en uno de los sepulcros, acto seguido hicimos algunas preguntas para intentar obtener algunas respuestas pero en esta ocasión no obtuvimos ningún  resultado.

                                                                                                                                                     
Realizamos un barrido fotográfico por todo el monasterio, hasta obtener unas 173 fotografías. Alguna de ellas nos llamaba la atención, ya que podíamos apreciar algunos grabados en las piedras como letras en una lengua que desconocemos ,varias estras de cinco puntas invertidas aparte de la inicial del la cantera, en otras había algunos dibujos y signos que no llegamos a entender.

          
Varias grabadoras y sensores de movimiento trabajaban intentando capturar algún registro de de aquel lugar y mientras la noche caía el silencio era cada vez mas terrorífico produciendo una magnificacion de los sentidos increíble y despues de todo un día de investigación y de haber sentido o vivido de alguna manera lo que allí pudo suceder, durante varios minutos nuestras mentes se recreaban y mezclaban  en aquellos días en que la abadía estaba en  su máximo apogeo. Atrás quedaba aquella Majestuosa abadía, hoy día, solo quedan algunos vestigios de lo que en su día fue y donde ya no se escuchan los cantos de los monjes, ni los murmullos de las oraciones; tan solo que el recuerdo y un letargo silencio.
Nos íbamos de aquel lugar santo, con una sensación de tranquilidad y con esta sensación pusimos  rumbo de regreso a casa, mientras las ruinas del monasterio se iba perdiendo en el horizonte de nuestros retrovisores.

       Los escuhcar los resultados de las grabaciones, podeis ir a nuestra paguina web en la seccioón de investigaciones http://www.timpocero2008.es/

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