TIEMPO CERO

PORCILES, LA CASA DEL MIEDO

En esta ocasión, nos dirigimos a Ludeña en el concejo de Piloña, un lugar remoto entre valles y montañas, allí nos aguardaba una casona con una historia, pero tal vez solo sean rumores o fantasías producto de la imaginación.  Esta casona se encuentra en lo alto de una pequeña loma y dominando gran parte del valle que le rodea cullos orígenes se remontan al siglo XIII. Según cuenta la historia  del topónimo de Lodeña   tiene lugar cuando, en 1215, Alfonso IX concede a Alvar González de Lodeña todo el territorio que constituye actualmente el ámbito parroquial bajo la figura de señorío jurisdiccional, encargado de impartir justicia en el territorio bajo la titularidad de dicho señorío. La familia Lodeña ocuparía estos territorios durante siglos colaborando estrechamente con la corona española durante los reinados de Carlos I y Felipe II.

         CASONA      POZO   DE AGUA         

                                
Con la muerte de Agustina de Valdés Lodeña, casada con Diego Alonso del Rivero, conocido como el «Rey Chico», este linaje desaparece al no dejar sucesión supone el fin de esta familia que deja como legado la casona de Lludeña, la cual se fue modificando constantemente desde sus orígenes medievales, la distribución de esta casona está constituido por tres salas, seis dormitorios y dos corredores, además de una gran cocina y caballerizas en la parte inferior. En el siglo XIX, cuando las leyes liberales hicieron desaparecer la figura de los señoríos jurisdiccionales, provocando que la casa pasase por diferentes propietarios hasta la actualidad.

Al parecer la leyenda de la marquesa y sus horribles crímenes no aparecen en ningunos archivos, es más “Jamás hubo un marquesado en Lludeña. Es cierto que en el siglo XIX los marqueses del Real Transporte utilizaron los terrenos como explotación agrícola, pero nunca vivieron ni estuvieron por aquí”.

         

De igual manera descarta que se produjesen torturas ni ajusticiamientos en la casona, a pesar de la certeza de que la casona servía como escenario de juicios y la torre, apartada de la finca de la casa, servía para retener a delincuentes.
Solo pudimos acercarnos algunos metros a esta casona, ya que se encuentra cercada y con video vigilancia. Decidimos ir a Piloña y preguntar a la gente mayor por algún lugar  donde tiempo atrás hubiera ocurrido algo que les llamara la atención, y por casualidad, alguien nos hablo de José el Ferreru, al parecer este señor tenía el don de quietar el miedo en las casas, y vivía en el pueblo de Porcíles.  Nuestro siguiente destino, Porcíles. Cuando  ya estábamos por terminado el viaje, surgió la historia de José el Ferreru.
La tarde había caído cuando llegamos al pueblo de Porcíles, un lugar tranquilo, donde la tarde pasa desapercibida bajo los últimos rayos de sol, algunos lugareños se encuentran sentados en grandes bancos. Acercándonos a ellos les preguntamos por la historia de José el Ferreru y por su casa; uno de los allí sentados, no indico la dirección de la casa donde vivio José Ferreru, a unos 5 kilómetros  en dirección al valle. Alguno nos contaba que de guaje había oído hablar de las historias que contaban de él, que te hacía ver cosas, que quitaba el miedo y cosas raras. Nos dijeron que preguntáramos por Tino, un señor de pelo blanco y que vive cerca de donde vivía José el Ferreru, al cual que llego a conocer.

                                

                                                           AQUI VIVIA JOSE FERRERU

La Tarde iba tomando un color anaranjado y a la vez que subíamos por aquella carretera escabrosa nuestra curiosidad iba en aumento. Algo llamo nuestra atención al borde de la carretera, parecía un niño junto a una fuente y solo, decidimos parar y  comprobar si el niño estaba solo o con alguien, pero cual fue nuestra sorpresa al comprobar que no era un niño, sino un muñeco que habían colocado junto a la fuente con algunos animales de juguete, lo cual nos hizo gracia, pero si te lo encuentras de noche, tal vez no tenga tanta gracia.

                                                  MUÑECOS JUNTO A LA FUENTE

Minutos después nos encontrábamos con Tino, quien nos invito a su casa y allí nos conto varias historias sobre José el Ferreru. Nos contaba con José una persona que apenas sabía leer y escribir viajo a cuba y allí permaneció varios años, a su vuelta, nos cuenta que era una persona cambiada, leía y escribía correctamente e incluso llego a dar clase a varios niños del pueblo; traía con sigo varios libros y uno de ellos decían que era un libro mágico, con el que podía hacer pócimas y con ellas quitaba los miedos.   Contaba del él que, estando un día el bar del pueblo, decían que no era capaz de hacerles magia, y José el Ferreru les dijo a los presentes, quieres ver cuando salgas el pico que hay en frente sembrado de maíz; cuando salgáis, mirar hacia el pico; y efectivamente, cuando salieron del bar, miraron hacia el pico y lo vieron todo sembrado de trigo, estos al ver aquello salieron corriendo.

Son muchas las anécdotas que se cuentan sobre el Ferreru, algunas de ellas son un poco exageradas y otras son tal y como las cuentan los vecinos de Porciles. Tino nos sigue contando varias historias sobre este misterioso personaje, poca era la gente que llegaba a mirarle fijamente a los ojos y aquellos que lo hacían, contaban que tenía una mirada fija y  penetrante, como si supiera lo que estabas pensando.  Era todo un misterio la transformación de este personaje entrañable y querido por la gente de Porciles y sus pueblos de alrededor, Cuando José el Ferreru falleció mucha gente fue la que asistió a su funeral, ahora José el Ferreru está en otro lugar, en otra vida por así decir, donde ahora solo queda su recuerdo y las historias o leyendas de todas sus hazañas; sus libros no se saben dónde fueron a parar, unos dicen que se enterraron con él, otros que los familiares los quemaron; las verdad que no se supo a ciencia cierta donde fueron; los que lo conocieron guardan un grato recuerdo de él.