JARDIN DE ALMAS

Hoy pasearemos por un lugar donde todo es calma y silencio, nostalgia y tristeza. El cementerio de la Carriona, una necrópolis que ha visto el paso del tiempo entre sus calles, nichos y panteones, pero, no siempre fue así.

       Hace siglos las habitantes de Avilés, enterraban a su difuntos en el interior de las iglesias y posteriormente en su entorno. Hasta 1787 en que una normativa obliga a sacar el  cementerio fuera de la villa de Avilés. Estos enterramientos se llevaban a cabo en unos terrenos del Convento de la Merced, donde hoy día se encuentra la iglesia de Santo Tomas de Cantorbery.
                                                    ANTIGUO CEMENTEIRO DE AVILES
       Tiempo después, se pasaría a lo que hoy en día conocemos como el cementerio Municipal de la Carriona. El arquitecto municipal Ricardo Marcos Bauzá , fue el responsable del trazado del cementerio y en 1889, lo primero en construir fue el muro y la verja de entrada, con piedra de Cerrones. Su inauguración tuvo lugar en septiembre de 1890, siendo uno de los mayores  de la comarca y el cual conserva un rico patrimonio escultórico y arquitectónico. Un año más tarde se alzó la capilla, que remacha la cruz central a partir de lo que es la parte más antigua del cementerio. 

LIBRO DE ACTAS SECESION AVILES

FUENTES Y BIOGRAFIA

FUENTES DOCUMENTALES

ARCHIVO GENERAL DE LA ADMINISTRACCION DEL PRINCIPADO DE ASTURIAS

Expediente 150/38. Año 1804. Expediente sobre la utilización provisional del cementerio de R.H. para los fallecidos en el Hospital de Caridad a causa de la epidemia.

            Archivo Histórico Nacional.

           Consejo. Legajo. 1.032 / 3.150 / 3.151

           Archivo Municipal de Avilés.

         LIBRO DE ACTAS DE SESIONES.

Año 1813. Sesión de 25 de Octubre de 1813:

 18 de Diciembre de 1813. Sesión extraordinaria del 20 de Junio de 1884. Sobre la necesidad urgente de construir un nuevo cementerio para la villa de Avilés. Sesión del 15 de Octubre de 1884. Aprobación para la adquisición de terrenos para un nuevo cementerio. Sesión extraordinaria del 28 de Enero 1885. Clausura de los cementerio de San Cristóbal y Miranda y destinarse todos los esfuerzos en construir uno conjunto para todos los barrios de la villa de Avilés. Sesión del 1 de Abril de 1885. Clausura de los cementerios de Avilés. Sesión 10 de Abril de 1885. Pago por los terrenos para el nuevo cementerio de Avilés. Sesión del 17 de Junio de 1885. Presentación del plano del nuevo cementerio de Avilés, por el arquitecto municipal. Sesión 2 de Diciembre de 1885. Pagos al contratista Antonio Orial, por obras de explanación en el terreno del nuevo cementerio. Sesión 19 de Mayo de 1886. Obras cerramiento del terreno del cementerio. Sesión 2 de Junio de 1886. Prórroga al contratista para terminar las obras de cierre. Sesión, 21 de Diciembre de 1888. Liquidación de las obras destinadas a la construcción de las  puertas de acceso. Sesión, 16 de Julio de 1890. Construcción de un pozo para regar el arbolado del cementerio. Sesión, 13 de Agosto de 1890. Construcción de la casa pabellón para el conserje y capellán. Sesión, 13 de Agosto de 1890. Conclusión de las obras del cementerio de Avilés. Sesión 3 de Septiembre de 1890. Acta de  Bendición del nuevo cementerio de Avilés. Sesión, 24 de Septiembre de 1890. Clausura del antiguo cementerio de la villa de Avilés, permiso para los enterramientos en el nuevo cementerio de la Carriona. Sesión, 17 de Junio de 1891, Obra de la capilla del cementerio de la Carriona. Sesión, 15 de Enero de 1892. Conclusión de las obras de mampostería en la capilla. Sesión, 8 de Noviembre de 1893. Finalización de las obras de la capilla del cementerio Municipal de la Carriona en Avilés.

       En el año 1918. la llamada gripe española acabó con la vida de millones de europeos y se estima que afectó a unos 2.500 avilesinos, . Cientos de ellos murieron y las marchas fúnebre que ascendían por Galiana y lo que hoy es la avenida de Portugal hasta El Focicón, tuvieron una variante especialmente siniestra. Para evitar que cundiera la alarma entre la población, las autoridades decidieron que los cadáveres fueran enterrados de noche, de forma discreta.
                                          COMITIVA

Hoy día es pionero en posee un Centro de Interpretación que explicará su historia y el porqué de su interés cultural.

       Félix Sanz, responsable de esta necrópolis y junto al D. Santos Sánchez, párroco de la Carriona; han sido testigos de cómo  ha ido cambiando las costumbres a la hora de pedir por sus difuntos. tal vez esos viejos hábitos se están perdiendo como muchos otros.  Antes las familias se volcaban más a la hora de horrar a sus muertos, ahora apenas se distingue las clases sociales. Antiguamente era costumbre de llevar el ataúd a hombros  desde la parroquia, ya fuera la de San Nicolás de Bari o la Sabugo, hasta la zona de El Focicón, que estaba ubicada a la altura de la actual comisaría de Policía Nacional. Desde allí, el féretro se subía a un carro o carroza, más o menos lujoso dependiendo de lo pudiente que fuera el muerto en vida, y se acercaba hasta La Carriona.

       Como todos los cementerios, el de La Carriona tiene una historia más o menos oculta, que, nada tiene que ver con fantasmas o zombis. Estas son algunas de las leyendas  en torno al cementerio de la Carriona.

Desentierra a su hermano para quedarse su guitarra

Las profanaciones de tumbas son algo realmente extraordinario en la historia del cementerio de La Carriona. Sólo se recuerda que en dos ocasiones, y hace ya un par de décadas, alguien intentara sacar por su cuenta los restos de un muerto del sepulcro. Uno de ellos fue un joven que fue sorprendido con el cuerpo de su hermano, enterrado cinco días antes, fuera de la tumba. La explicación que dio a quienes luego tuvieron que volver a enterrar el cadáver, y a la Policía, fue que solo pretendía recuperar la guitarra con que supuestamente se había enterrado al joven. Aunque de la guitarra nunca nadie supo.

No obstante, tiempo atrás era costumbre enterrar a los muertos con objetos importantes para ellos o de valor, joyas fundamentalmente. En el momento de retirar los restos, se guardaban para la posterior reclamación de las familias. Pero ahora no, ahora la costumbre es que los fallecidos se entierren literalmente con lo puesto.


El ataúd que flotaba en su fosa

Esos enterramientos de madrugada inspiran, sin ninguna duda, una imagen mental tenebrosa que poco tiene que ver con la de uno de los complicados enterramientos que se realizaban en La Carriona en los días de lluvia en tiempos pasados. A finales de la década de 1960, el grueso de las inhumaciones aún se realizaban en Avilés en tierra -los nichos no se popularizarían hasta la década siguiente-, pero las peculiaridades del terreno en que se ubica el cementerio de La Carriona, muy arcilloso, complicaban el proceso en los días de lluvia copiosa, que no son precisamente pocos en Asturias.

       Aquel día, los continuos chaparrones acabaron, como era frecuente, inundando la fosa en la que se iba a enterrar un finado al que uno se podría referir con el nombre ficticio de Manolo. Los enterradores introdujeron el ataúd en el agujero pero, por el agua acumulada, acabó semisumergido, flotando en agua. El apurado personal del cementerio decidió entonces camuflar lo ocurrido a ojos de la familia cubriendo el féretro con flores y coronas. Más tarde ya se encargarían ellos de drenar el agua y dejar la tumba en condiciones para el enterramiento definitivo.

Pero al llegar los parientes, la viuda acabaría por arrojarse sobre la caja emocionada y desconsolada por tan sensible pérdida. La mujer, al percatarse de la 'sopa' en que se había convertido su esposo, lanzó una frase que aún se recuerda en La Carriona: '¡Ay Manolo!, ¡con lo poco que te gustaba el agua y has acabado de capitán de la Marina!'. Tragicomedia pura.

El portugués que dormía en un nicho

Durante un tiempo, los miles de enterrados del cementerio de La Carriona pasaron la noche acompañados por un vivo. Se trataba de un vagabundo portugués que encontró su peculiar 'hogar' en uno de los nichos vacíos del camposanto. Allí pasaba las noches bien resguardado de las inclemencias del tiempo y de miradas inoportunas.

Con todo, su historia y su situación acabó por ser conocida por los vecinos del barrio de La Carriona, que no dudaron en organizar una colecta con la que costearle el viaje de vuelta a casa, a Portugal. El hombre, compró su billete de vuelva y dejó libre el nicho para un posterior enterramiento.


El extraño caso del niño del cementerio de La Carriona.

El 18 de abril de 1917 tres niños de unos ocho años -Manuel Torres, Ángel Ovies y Agustín García Sánchez- jugaban en la plaza de la iglesia de La Magdalena cuando se les acercó un hombre de gran estatura, con una pequeña cicatriz en la cara y vestido con alpargatas encarnadas y una chaqueta color café. Les preguntó por la Suiza Española (una fábrica de lácteos de la época) y Manuel Torres -Manolín- fue el único que accedió a irse con el forastero. No sabía que se trataba de Ramón Cuervo, un indiano tuberculoso que había llegado del concejo de Llanera y que pasó a la historia del crimen como el último de los sacamantecas españoles. El niño fue hallado al día siguiente con la garganta abierta y desangrado en el monte de La Arabuya y ahora, casi un siglo después, se le relaciona con una serie de apariciones supuestamente registradas en el cementerio avilesino de La Carriona, donde está enterrado.

       La nueva vista que ofrece el cementerio es muy distinta a la de años atrás, se fue ampliando el cementerio, así como un gran columbario;  los cipreses que daban sombra en gran parte del cementerio, desaparecieron para dejar paso a nuevas calles que son alumbradas por las tenues farolas. Recuerdo años atrás en los meses de inverno cuando por aquel en toces, los cipreses se elevaban varios metros por encima de los panteones y la única luz que había era la de la capilla del cementerio, el simple hecho de quedarse encerrado en el campo santo, era una idea aterradora.
                               CEMENTERIO DE LA CARRIONA. AVILES

        Pero, Como adictos que soy al misterio, no podía dejar pasar la ocasión y experimentar la sensación de quedarme solo parte de la noche en este campo santo. Una noche cualquier y a eso de las 23:00 horas, entraba en esta necrópolis que permanecía en total calma, llevaba con migo una linterna, dos grabadoras (una de ellas digital), cámara de fotos y una cámara de video con grabación nocturna. Durante más de tres horas estuve recorriendo gran parte del cementerio, colocando la grabadora en distintos puntos  a la vez que gravaba en video. La sensación que se siente en estos lugares es distinta a cuando te encuentras en un lugar abandonado, o cuando estás en algún caserón o unas ruinas consolidadas. Es algo diferente cuando paseas entren los panteones y nicho; cualquier ruido por pequeño que sea, automáticamente o por instinto, giras la cabeza hacia ese lugar intentado ver que ha sido. Descarte la parte donde se encuentra el velatorio y las oficinas del cementerio debido a que esa noche había velatorio y las voces se escuchaban por esa zona. me dirigí a la parte antigua del cementerio y en la zona donde que dicen que en la época de la guerra civil, fusilaron  a gente en aquella zona. Mi reloj marcaban cerca de las tres de la madrugada cuando abandonaba aquel lugar santo, la sensación que tenía cuando era un crio de quedarse encerrado en aquel lugar, no era muy distinta a la que sentí aquella noche. Es la historia de la vida en un espacio consagrado a la muerte.

 

        

No hay comentarios:

Publicar un comentario