Colelgiata de Teverga

La impresionante iglesia colegiata de San Pedro de Teverga (Monumento Nacional), enlace entre el prerrománico astur y el románico, se levantó en La Plaza entre 1069 y 1076. Durante la Baja Edad Media y la Edad Moderna fue una colegiata, cuyos patrones y abades perpetuos fueron los señores de la Casa de Miranda, marqueses de Valdecarzana a partir de 1642, utilizándola, asimismo, como su lugar de enterramiento. Tras el ábside se encuentra el cementerio, rodeado por un muro. Son añadidos posteriores: la dieciochesca torre del ante pórtico, un pequeño claustro de 1670, la casa rectoral y otros locales adosados al lado izquierdo.

Tras unos años de paréntesis, se prosiguieron con las obras y añadiendo algunas edificaciones. En los siglos XVII y XVIII se le incorporó el claustro y la sacristía, donde se ha habilitado un pequeño museo donde se guardan tres lienzos de pintores asturianos del XVIII y algunas reliquias como crucifijos, rosarios, algunas cruces y un manto bordado en oro y plata por la rey doña Urraca y los cadáveres embalsamados de Pedro Analso de Miranda, abad de la misma de 1690 a 1720, luego obispo de Toledo, y de su padre, el primer marqués de Valdecarzana. Son las populares «momias» de Teverga.


El féretro superior alberga el abad de D. Pedro Analso De Miranda. Su cuerpo está más deteriorado que el du su predecesor, a pesar de haber fallecido muchos años después –en 1731-. Según el testamento de don Lope de Miranda Ponce de León, sus propiedades fueron divididas entre sus tres hijos y quien ordena a los familiares y resto de los habitantes que rezasen un gran número de plegarias por su alma. No en vano, ordenó al religioso que se encargase de oficiar dos mil misas por su alma, a las que debía de asistir todo el pueblo.

En el féretro inferior se encuentra don Lope de Miranda Ponce de León (1626-1688) segundo marqués de Valdecarzana, su estado de conservación es algo inusual. Su piel parece acartonada y con signos de obesidad. Paso sus últimos días en Madrid, en el monasterio de los jerónimos. Tiempo después de su fallecimiento, su cadáver se vio envuelto en un singular hecho que se califico de fenómeno sobrenatural. Fue enterrado en la iglesia de Santa Ana, pero en su testamento dejo señalado su deseo de ser enterrado en la Colegiata de Teverga, con sus antepasados. Su hijo Sancho de Miranda, exhumó sus restos, donde un hecho extraordinario tuvo lugar. Según un documento de la Casa de Valdecarzana, se halló el cadáver integro, con las ropas interiores y exteriores en perfecto estado y con el mismo semblante con el que era conocido en vida.

Gracias a la tradición oral, el derecho de pernada lo ejecutaba cuando y con quien les apetecía y no solo la noche de bodas. Cuando quedaban embarazadas de él, también eran humilladas de por vida y debían asistir a las misas discriminadas del resto y tenían que hacer por una puerta lateral de la iglesia conocida como “la puerta de la deshonra o humilladero”. En los bautizos los padrinos portaban al niño hacia la pita por la puerta principal, mi entras la madre debía hacerlo por la puerta del humilladero, arrodillada para ser perdona por Dios. Las momias no fueron muy queridas y fueron expuestas tal vez como maldición por haber hecho tantas atrocidades en vida. Hace tiempo fueron trasladadas a los féretros, pero antes estaban desnudas y colgadas a los pies del Cristo.


Debido a las burlas y al robo del sello perteneciente al cuerpo del Lope de Miranda, llegando a arrancarle la mano para sustraer dicho anillo. Tal vez sea una condena eterna siendo sometidas al castigo que no sufrieron en vida, tal vez sus almas estuvieran atrapadas dentro de sus restos conservados – de forma sobre natural- para seguir sufriendo dicha dicho castigo. Hoy día los cuerpos incorruptos se siguen mostrando a aquellos visitantes que siente curiosidad por contemplar estas momias supuestamente “malditas”. ¿Por qué no fueron enterradas estas momias?, tal vez sea cierto dicha maldición y tenga que pagar penitencia.

Sobre las doce, un grupo de visitantes y un servidor, esperamos a que abrieran la colegiata. Rosa es la encargada de guiarnos y explicarnos la historia de la Colegiata de Teverga, escuchemos algo sobre esta colegiata.
Una vez terminado el primer turno de visita, aprovecho para colocar las grabadoras en el interior de la Iglesia, gracias a unas vidrieras de colores en días soleados se puede aprecia un juego de colores en el interior.

 

Minutos después, me dirijo hacia la sacristía, donde se exponen algunas las reliquias y los cuerpos de D. Pedro Analso De Miranda y D. Lope de Miranda Ponce de León. En la planta superior hay algunas estancias donde antiguamente, descansaban algunos frailes y posteriormente la familia de Valdecarzana. En una de estas estancias, se encuentra los restos del retablo que antes presidia dicha iglesia, hoy día, solo quedan algunos restos, otros fueron trasladados a otra iglesia; algunas imágenes, crucifijos y lo que me llamo la atención fue un gran libro de oraciones en latín y olvidado en un rincón de la estancia. Mientras paseo por sus corredores puedo imaginar a los monjes con sus túnicas paseando a la vez que oran mientras de fondo.

Gracias a las restauraciones, hoy podemos visitar esta joya Asturiana que en su tiempo formo parte de nuestras leyendas Asturianas. La Colegiata de San Pedro de Teverga, ¿un lugar maldito?


 POR. SALVADOR REBOLLO

No hay comentarios:

Publicar un comentario