Castillo de Castrotorafe
El castillo de Castrotorafe es una fortificación militar situada en el despoblado de Castrotorafe, provincia de Zamora, comunidad autónoma de Castilla y León (España). Al igual que el resto del despoblado, es monumento nacional por decreto de 3 de junio de 1931 y figura como Bien de Interés Cultural en la categoría de Zona Arqueológica.
            El castillo se encuentra en el despoblado de Castrotorafe (perteneciente al municipio de San Cebrián de Castro), en plena comarca de la Tierra del Pan, a una altitud de 718 msnm, y ocupa una extensión de unos 4.709 m cuadrados y situándose sobre un escarpe junto al río Esla. 

    Sin apenas vestigios de momentos anteriores, el cuerpo principal se debe al infante Juan de Castilla "el de Tarifa", hijo de Alfonso X de Castilla, quien levantó un castillo de dominio feudal que le permitió controlar la villa de manera efectiva. Partiendo de su testamento, el castillo debió ser construido antes de 1319, siendo de doble muro, del que se conserva el lienzo sur, con tres torres, y el inicio del lienzo este con la puerta principal. La torre del ángulo posiblemente era la torre del homenaje.   En el siglo XV, Alfonso de Valencia llevó a cabo obras de refuerzo del castillo, adaptando la vieja fortaleza del siglo XIV al empleo de la artillería.

Hasta mediados del siglo XVI debió encontrarse en buenas condiciones e incluso en 1604 se realizaron reparaciones. Sin embargo, en 1688 se decía:
"En quanto a la villa de Castrotorafe esta arrasada y sin habitacion alguna sino es la iglesia y esta necesita de muchos reparos y la cerca de dicha villa esta toda aportillada y caída y el castillo y fuerte en quanto a la cantería esta bueno pero la vivienda del palacio que avía en el toda esta arrasada e inhabitable y se tiene noticia que en tiempo que fue comendador el señor conde de Benavente dicho palacio se a vitaba y en dicho castillo avía armas y tiros y al presente no ay cosa alguna”.





Vista parcial del lienzo este del castillo. Emplazado en la esquina noroeste de la villa, se compone de parte del recinto de los siglos XII y XIII, el cuerpo principal de finales del siglo XIII y principios del siglo XIV, y una barrera artillera levantada a finales del siglo XV.
El conjunto contó con un foso, del que aún quedan restos, y se situaba sobre una pequeña elevación. Está constituido por dos recintos en forma de trapecio irregular. El recinto exterior es de mampostería con cubos en los ángulos, dos de los cuales aparecen reformados para la instalación de artillería. En sus muros se abrían dos puertas, una para acceder a la villa y otra para acceder al puente.
En cuanto al recinto interior, su planta es parecida a la del exterior, con dos torres en el lienzo sur, obra en sillarejo, más cuidada que el resto de los muros. El espacio interior está completamente arruinado.
En nombre de Dios amen. Conocida cosa sea a todos quantos esta carta vieren como yo el infante don Juan, fijo del mui noble rei don Alfonso señor de Vizcaya ... ordeno e fago mio testamento... otro si mando que entreguen al mio finamiento Castro Torafe la villa en el castillo con todas las labores que y hovieren fechas al maestre e al convento de la orden de Santiago de que la io tengo para en mios dias.
Testamento del infante don Juan, 1319.
La  visita a este enclave viene adosada al una visita anterior al monasterio de Moreruela, donde nos hablaron de esta fortificación que hoy en día tan solo quedan algunos vestigios de lo que antaño este lugar fue. 
            Llegamos a una de las puertas que dan acceso a esta fortificación, la puerta sur, a unos metros de esta entrada nos encontramos un monolito con una inscripción que decía: A los que por vivir los valores dieron aquí su vida nuestro recuerdo eterno. A los que por vivir sus valores quitaban aquí las vidas nuestro olvido y perdón. A todos, nuestros hermanos, que nos señalaron caminos con su testimonio y verdad. A todos, nuestros hermanos que equivocaron los caminos fanáticos de su verdad. A todos, peregrinos de la vida que buscaban un mundo mejor, agradecimiento a unos y a los otros perdones, de los hermanos que ahora andamos por el abrazo fraterno de credos, ideas y colores, por la dignidad de todos, en la paz, de un mundo mejor.
Según vamos  caminando hacia los restos que quedan de esta fortaleza, apreciamos algunos restos de lo que en su tiempo fue la Iglesia, así como otros restos de construcciones.  A nuestro alrededor  todo esta desolado, a la vez que nos acercamos  hasta esta fortaleza vamos divisando el río Esla, donde siglos atrás se cruzaba un puente romano con 12 arcos que atravesaba de una orilla a otra, hoy día lo único que queda  es las base del puente.
            Una vez en el interior del recinto observamos una garita con dos ventanas o saeteras, un total de cuatro garitas, una en cada esquina de esta fortificación, solo dos están reconstruidas, una tercera esta semideruidas y una cuarta que solo quedan los restos.  La maleza cubre la totalidad  de los pasillos y caminos donde en algunos puntos es algo difícil andar entre la maleza.  En lo que era el interior de la torre del homenaje se aprecia algunos restos de lo que pudieron ser las viviendas de alguno de los nobles. Un lugar que aun no a sido escavado y de hay su incógnita del año de su construcción.
  A la vez que paseo por este lugar, quiero imaginarme como pudo ser, las gentes que aquí vivían, el paso constante de tropas, altos nobles que paraban para descansar y continuar con su viaje; lugar donde tanbien se libraron varias batallas por defender la fortaleza o cuando la orden de santiago se instalo para salvaguardar a los peregrinos que iba de camino a santiago. Mil y una historia y leyendas encierran los pocos muros que siglos atrás, defendían el foro de Castrotorafe.  
            Nuestras grabadoras estaban preparadas y los lugares donde se iban a colocar marcados, y comenzamos con las grabaciones. Primeramente colocaríamos una en la garita que daba hacia el río Esla, para  colocar una segunda junto en la entrada a lo que era la torre del homenaje. Una tercera se colocaría en el acceso a estos restos del interior de la torre.  Una hora más tarde terminábamos con las grabaciones para pasar a hacer un barrido fotográfico del lugar. Mientras me acercaba hasta el límite de la muralla que protegía este enclave, se puede ver la gran extensión que tenían que proteger dichos soldados, tanto por la parte que da al río que a su vez es algo complicado para llegar hasta sus murallas sin ser visto, y lo zona que da hoy día a la carretera general, un lugar como bien decían, un lugar estratégicamente situado, ya que anteriormente había un castro romano en el mismo lugar donde se levanto dicha fortificación.  La tarde iba llegando a si fin, al igual que nuestra visita a Castrotorafe, un lugar donde  la historia, las leyendas y ese flujo de energía, queda impregnadon este lugar. Aun que la historia de castillo. Fortaleza de Castrotorafe, no terminan aquí, hay más historias sobre este lugar que como decían los antiguos, era la “Zamora la vieja”.

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